Gustavo Petro: un año contra viento y marea | ¿Qué opinas?
Es normal que los líderes políticos, al asumir el Gobierno, enfrenten niveles de crítica y descrédito.
Realidad en la que inciden muchos factores. Por ejemplo, de un lado, las urgencias de soluciones para sectores poblaciones que sobreviven en la pobreza, las carencias, el hambre, la negación de derechos y la marginalidad. De otro lado, la inmovilidad de aparatos burocráticos corrompidos y corruptos.
En el caso del presidente Gustavo Petro, además de los naturales obstáculos para gobernar, es necesario considerar que lo hace contra viento y marea. Petro no está al frente de un país dividido en mitades, sino entre una minoría rica y poderosa, y unas mayorías pobres y empobrecidas, y manipuladas.
El mal manejo dado a la pandemia por el Gobierno de Iván Duque, la mala reputación de la derecha y la ultraderecha, la corrupción y la pésima conducción económica, entre otras causas, le allanaron el camino presidencial a Petro.
Pero en la resaca del alborozo del triunfo progresista, retorna la realidad de un país en crisis, edificado sobre injusticias, exclusión y desigualdad. Unos ciudadanos comprenden las dificultades que supone emprender cualquier transformación, por pequeña que sea.
Otros, no tanto. Máxime, en un país acostumbrado al dominio de las élites por más de dos siglos, en el que los enemigos del proceso detentan mucho poder. Económico, político, institucional y mediático.
A pesar de los vientos adversos, Petro ha tenido logros significativos. Ya son notorios ciertos cambios que favorecen al grueso de la población, en especial, a los sectores más desfavorecidos.
No obstante, opositores políticos, grupos corporativos, y, sobre todo, los grandes medios, ligados a intereses particulares, niegan, tergiversan u ocultan esos avances. Las consecuciones se minimizan; los desaciertos, que los ha tenido, se acrecientan.
sno/tqi